martes, 9 de octubre de 2018

La enseñanza que me dieron mis mascotas


Por Modesto Lule MSP

 Anécdota con reflexión
Hace varios años me regalaron cuatro tortugas del tamaño de una pelota de golf. Todas estas vivían en una pequeña pecera. El tiempo pasaba y yo les daba de comer y les cambiaba el agua, aunque no muy seguido.  Pero un día una de las tortugas comenzó a tener su caparazón muy blando.

Pensé que era por una forma propia de ellas. A la semana siguiente estaba muerta. Pasó otra semana y noté que otra de las tres tortugas que quedaban adquirió la blandura en su caparazón. Murió y así murieron tres de las cuatro que tenía. Todas comenzaron a tener su caparazón muy blando y después morían. Tuvimos que ir al pequeño acuario donde venden peces y tortugas para preguntar sobre el cuidado de los quelonios (otra forma de llamar a las tortugas). Me preguntaron que si les cambiaba el agua de la pecera todos los días, a lo cual respondí que no. Me preguntaron que si les daba de comer constantemente yo les dije que sí, pero que casi no comían. Me preguntaron que si tenían calentador a lo cual respondí que no. El vendedor de dicho lugar me dijo que ahí estaba el problema. En primer lugar a las tortugas hay que cambiarles el agua; en segundo, hay que darles de comer; y por último hay que colocarles un calentador para que el agua se mantenga en una temperatura entre los 24 y 29 grados centígrados. Si el agua es demasiado fría las tortugas pierden el apetito, no comen y por ende mueren. Pero también hay que darles de comer y sobre todo hay que cambiar el agua todos los días.

Con todo esto he pensado que la vida familiar muchas veces (utilizando la metáfora) puede ser como esa pecera y esas tortugas. En la vida de matrimonio nunca debe ser la misma agua, se tienen que renovar todos los días. Nunca deben ser los mismos tratos, las mismas palabras, las mismas actitudes, los mismos gestos, si se hace, puede llevar a la rutina, a la monotonía. El agua estancada se pudre y se hace fétida, insoportable. De igual manera en muchos matrimonios o familias puede suceder esto. La vida echa rutina cansa y se hace insoportable, necesita entonces vitalidad, frescura, jovialidad y alegría para que sea siempre agradable. Me recomendaron cambiar el agua todos los días. Yo ahora le digo a usted, cambie el agua de su vida, Jesucristo es la fuente de agua viva. (Jn. 4, 14) Tenga siempre presente a Jesús en su vida; acérquese a los sacramentos, haga oración, reflexione la Palabra de Dios. Esto es cambiar el agua. También en el acuario me dijeron que  le comprara un calentador. Yo ahora le digo, nunca deje sin calor a su familia. Se puede enfriar el ambiente, y al mismo tiempo pueden morir los que vivan dentro. Siempre brinde calor: un tiempo para compartir la vida, pasear, platicar, divertirse, convivir. Eso da mucho calor en la familia. Y por último, dele de comer. Alimente a su familia con las buenas obras, con el testimonio, con la caridad. No les abandone.



Después de las recomendaciones me regalaron otras tres tortugas y pasados los meses dos más. Cuando me acerco para darles de comer o cambiarles de agua nadan de un lado para otro, no sé si es porque se asusten o por alegría, pero lo que sí sé es que siguen vivas y cada día crecen más tanto así que ya tuvimos que sacarlas de esa pecera y colocarlas en una tina de plástico enterrada en la tierra. Les pusimos una tabla que entra a la tina para que ellas salgan a tomar el sol y si quieres caminar por el pasto del jardín lo hagan con total libertad. Espero que esta anécdota te ayuda a reflexionar y a trabajar con amor en tu familia.



Hasta la próxima.





4 comentarios:

  1. que linda reflexión apegada a los hechos! Saludos! Dios le siga iluminando para seguirnos dando buenos consejos.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Bonita tu anécdota padre Lule. Es muy tierno ver que un varón le gusten los animalitos. Dtb.

      Eliminar
  2. Me encanto la anécdota Padre, recuerdo cuando Ud contó en el programa acerca de esas tortugas que se le murieron, Encuentro una gran enseñanza, muchas gracias por compartirla.

    ResponderEliminar
  3. Qué Qué hermosa reflexión y cuánta verdad en ella muchas gracias padre lule Dios le siga bendiciendo

    ResponderEliminar